Santa Rosa de Copán (Honduras) escondía hasta hace poco, tras su belleza patrimonial, un grave problema. La falta de saneamiento en los arroyos que cruzaban la ciudad, contaminados de aguas fecales, afectaban a la salud de su población. Cuando, por motivos de trabajo tuve que visitar la ciudad, me impresionaron sus bonitas calles coloniales, y su potencial turístico, imposible de lucir si no se trabaja la contaminación y el olor que asalta al visitante al alejarse unos minutos del centro.
“La mayoría de los vecinos que estamos aquí no tenemos dinero, somos luchadores de la vida”. El que habla es José Antonio Umaña, 67 años, expolicía y orgulloso abuelo que lleva años viviendo al lado de un arroyo de aguas contaminadas.
“Cuando comencé a vivir aquí, había pescados. Pero, según fue evolucionando, ustedes pueden ver a lo que hemos llegado: la contaminación ha destruido esta ciudad. Hay lugares donde los niños sufren enfermedades por los mosquitos”.
Cuando hablé con él, me transmitió la mejora que supone el haber sellado los vertidos fecales al río. “No han terminado el proyecto y ya mire lo bien que va. Yo tendré alcantarillado y mis nietos no van a recibir el mal olor. Si usted viera lo que es el mal olor en marzo…”.
EXTRACTO DE LA NOTICIA PUBLICADA EN EL PAIS SOBRE LA SUPERVISIÓN DE OBRA QUE ESTAMOS LLEVANDO EN SANTA ROSA DE COPÁN HONDURAS PARA LA REALIZACIÓN DE LA DEPURADORA DE AGUAS RESIDUALES Y LOS COLECTORES.